El envejecimiento liderado por la salud metabólica

¿Te has preguntado cómo quieres vivir los próximos años? ¿Buscas sólo más días de vida? ¿O querés que cada instante valga la pena ser vivido? Te acercamos la guía para que los próximos años sean más saludables, placenteros y productivos.
El envejecimiento es una etapa más de la vida del ser humano y es inevitable. Nos hacemos preguntas respecto a cómo es que algunos viven 70 años y otros 90, por qué algunos parecen de 30 mientras tienen 40, o cómo es que parecen de 70 y tan solo tienen 50 años. Surgen muchas dudas sobre el tema, y aún nos faltan respuestas para algunas, pero sí tenemos seguro es que la calidad de vida más allá de la esperanza de vida, sí se puede modificar cómo envejecemos.
Uno de los pilares de la longevidad y la base de estas respuestas está en tu salud metabólica.
¿Cuáles son los factores que contribuyen al envejecimiento?
Según la OMS la vejez es una etapa que conlleva un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales. El envejecimiento humano es un proceso gradual y adaptativo de tipo biológico, psicológico y social, es consecuencia de cambios genéticamente programados y estilos de vida, ambiente y condiciones sociales a las que hemos estado expuestos. En general se caracteriza por una disminución en la eficiencia del funcionamiento de los órganos y sistemas del individuo y un incremento del riesgo para adquirir enfermedades agudas y crónicas, llevando a la acumulación de células dañadas. Cuando somos jóvenes nuestro sistema inmunológico tiene mayor capacidad para eliminar estas células que cuando envejecemos.
- Disfunción Mitocondrial: es la disminución en el número de mitocondrias o alteración de la función de estas, trayendo como consecuencia la acumulación de ácidos grasos libres (AGL) y demás lípidos con la consecuente insulinoresistencia. El foco está puesto en algunos tratamientos que apoyan la salud mitocondrial al reducir la inflamación o el estrés oxidativo pueden mejorar la esperanza de vida.
- Detección De Nutrientes Desregulada: vivimos en una sociedad donde abundan los alimentos y creemos que debemos alimentarnos continuamente, todo lo contrario a lo que pasaba con nuestros antepasados. Nuestro organismo detecta y responde a la presencia o ausencia de nutrientes involucrando docenas de sustancias químicas y vías, incluida la rapamicina y el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF1). Esta red de sensores y comunicación regula casi toda la actividad celular. Cuando su cuerpo piensa que tiene deficiencia de nutrientes, puede desencadenar defensas celulares como la autofagia o la reparación del ADN. Esta es una forma en que la dieta se conecta directamente con la longevidad y por qué algunas pruebas sugieren que estrategias dietéticas como el ayuno intermitente y la cetosis pueden mejorar la esperanza de vida.
- Inflamación Crónica: alteraciones en el ADN y la disfunción mitocondrial producen un estado de inflamación crónica que puede contribuir al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
- Senescencia Celular: proceso en el que las células pierden la capacidad de dividirse y proliferar, pero no mueren. Este estado puede ser inducido por diversos factores, como el daño en el ADN, estrés oxidativo, o la acumulación de telómeros cortos. La senescencia celular puede desempeñar un papel importante en el envejecimiento y en diversas enfermedades, ya que las células senescentes pueden secretar una variedad de moléculas que influyen en el entorno celular y contribuyen a la inflamación crónica y el deterioro de los tejidos. La acumulación de células senescentes está asociada con condiciones como la diabetes, la enfermedad cardíaca y varios tipos de cáncer.
- Cambios en el ADN: las mitocondrias son responsables de reparar el ADN celular. Cuando las mitocondrias están dañadas, la reparación del ADN se reduce, lo que puede aumentar el riesgo de mutaciones y cáncer.
- Acortamiento de telómeros: los telómeros son la parte final del cromosoma, con los años estos se van acortando y por lo tanto el ADN queda expuesto. Estas células con telómeros acortados se fusionan con otro cromosoma dando un resultado negativo como formación de células cancerosas, o sufren senescencia.
Entonces, ¿qué tiene que ver la salud metabólica con la longevidad?
Cada vez hay más evidencia que sugiere que la salud metabólica tiende a deteriorarse con el avance de la edad. Esto se manifiesta en una disminución de la tolerancia a la glucosa y un aumento en el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Si bien los mecanismos subyacentes aún no se comprenden completamente, se ha propuesto que la sobreexpresión de la enzima MT1-MMP podría desempeñar un papel crucial en la sensibilidad a la insulina a medida que envejecemos. Por otro lado, cambios en la enzima PTP1B, que está implicada en la desensibilización del receptor de insulina, podrían también influir en este proceso.
La variación en el metabolismo de la glucosa entre los 17 y 59 años parece asociarse principalmente con alteraciones en la composición corporal y en el nivel de actividad física. Sin embargo, en edades más avanzadas, otros factores adicionales parecen ser relevantes. Por ejemplo, la producción de energía por parte de las mitocondrias, estructuras celulares responsables de generar energía, disminuye con el tiempo, lo que puede contribuir a múltiples patologías relacionadas con el envejecimiento, incluyendo demencias y trastornos afectivos.
Además, es notable la tendencia al aumento de grasa corporal, particularmente en la región abdominal, que se relaciona tanto con cambios hormonales, como los observados durante la menopausia, como con la reducción de la masa muscular. Esta pérdida muscular a su vez está vinculada a una disminución en la tasa metabólica basal y a la acumulación de grasa visceral, la cual está asociada con un mayor riesgo de resistencia a la insulina.
Las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes tipo 2, son un vínculo importante entre el envejecimiento y la salud metabólica. Estos cuadros patológicos son frecuentemente categorizados por expertos como los “cuatro jinetes de la longevidad”, dado que representan causas predominantes de morbilidad y mortalidad en la población.
Es esencial reconocer los factores de riesgo personales y adoptar un enfoque proactivo en su manejo. Por ejemplo, la prediabetes es una condición que a menudo no se diagnostica a tiempo; incluso tras el diagnóstico, las recomendaciones médicas para cambios en el estilo de vida suelen ser generales, y muchas veces la intervención se realiza solo cuando la diabetes ya está instalada, complicando su reversión.
Sin embargo, a pesar de que los cambios metabólicos son una parte inevitable del proceso de envejecimiento, hay muchas estrategias que pueden ayudar a mantener la salud metabólica en niveles óptimos. La salud metabólica se puede valorar mediante cinco marcadores clave: niveles de glucosa, triglicéridos, colesterol HDL, presión arterial y circunferencia de cintura, sin la intervención de medicamentos.
¿Cómo puedo mejorar mi salud metabólica?
- Ejercicio: al realizar actividad física se presentan cientos de beneficios, desde mejora en la salud cardiovascular, aumento de masa muscular, pérdida de peso y liberación de neurotransmisores. Todo esto impacta en la salud celular, aumentando la longitud de los telómeros y optimizando la capacidad mitocondrial. Según el biólogo de Harvard, David Sinclair, experto en longevidad, en su libro Lifespan, comenta: “Muchos de los genes de la longevidad que se activan con el ejercicio son responsables de los beneficios del ejercicio para la salud, como la extensión de los telómeros y el crecimiento de nuevos microvasos que suministran oxígeno. a las células y aumentar la actividad de las mitocondrias, que queman oxígeno para producir energía química”.
- Limitar azúcares y carbohidratos refinados: una dieta equilibrada y baja en azúcares añadidos para estabilizar los niveles de glucosa y prevenir enfermedades metabólicas.
- Más horas de ayuno: Adherirse a una dieta equilibrada y baja en azúcares añadidos para estabilizar los niveles de glucosa y prevenir enfermedades metabólicas.
- Eliminar tóxicos como cigarrillo y alcohol: fumar genera daños en el ADN y acelera el envejecimiento
- Dormir 7-8 horas por noche: para mantener una salud metabólica óptima y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Se ha visto que el dormir menos aumenta el riesgo a aumentar niveles de insulina en sangre y disminuir la sensibilidad a esta.
- Realizarse análisis de sangre semestralmente: de esta manera se evalúan progresos en el plan indicado por su médico o alguna desmejoria.
- Experimentar ponerte un medidor continuo de glucosa (MCG): nos proporcionará valores de azúcar en sangre en tiempo real a los alimentos, el ejercicio, el sueño, estrés y más. Esto puede ayudar a controlar los niveles diarios de glucosa y así optimizar la alimentación y evitar trastornos metabólicos a causa del exceso de carbohidratos refinados.